Según el diario el mundo «Para 2020, el 30% de las transacciones de pagos serán digitales y convivirán más de 34.000 millones de dispositivos conectados.» Es un hecho que la tecnología bancaria tiene su objetivo tanto en la digitalización como en la seguridad de datos, en BIG Data, y es por ello que el nuevo concepto de pago (via pulsera, anillo o móvil) cada día se hará más presente en la sociedad.
Las empresas de lujo como Tag Heuer, Fosil o Bulgari ya están implementando este tipo de concepto pero precisan de terminales gestionados por empresas de tecnología y no precisamente bancaria. Es por eso que los sistemas de Gestión bancarios deberían aliarse con las empresas que fabrican este tipo de dispositivos con el fin de aunar todos los servicios que un banco puede oferecer en un único elemento. No es de extrañar que en el futuro el cliente final acabe por comprar un móvil en una entidad bancaria totalmente configurado para poder gestionar su cuenta de ahorro, por ejemplo. Las entidades dejarán de regalar vajillas y se convertiran en mediadores de Apple, Samsung o por qué no Bulgari.
Además el proceso de seguridad de datos bancarios y el Know How de su gestión consecuentemente es más seguro dentro de una entidad bancaria. Con lo que la fuga de estos datos es mucho que menor si todo se procesa en un circuito cerrado.
Aún así, a día de hoy los métodos de pago actuales siguen garantizando una seguridad extrema y en el caso de robo u extravío la desactivación de una tarjeta parece ser más ágil.
